Gente joven con diabetes tipo 2

Niño obeso recostado al fondo al frente niño panzón
Niño con obesidad y riesgo de diabetes

Hace unos treinta años, la diabetes tipo 2 era asunto de, unas cuantas personas “viejas”, quizá mujeres y hombres obesos de mediana edad (35 a 65 años), con pésimos hábitos de vida, sedentarios, que consumìan grandes cantidades de alimentos dulces, harinosos o altamente refinados tales como refrescos, dulces, panecillos, etc..

Mas sin embargo, conozco gente tan joven como 30 años que han muerto a causa de la diabetes, muerte que pudo haberse prevenido con hacer tan sólo unos cuantos cambios en la alimentación.

La diabetes como la peor de las pandemias

Hoy, miro con asombro y verdadera tristeza cómo cada día entran a mi consultorio personas de cualquier edad – jóvenes que incluso tienen un peso normal o sólo un poco alto- con elevados niveles de glucosa en la sangre, y que no tienen ni idea de la enfermedad que los está atacando.

Imagìnese a un hombre aparentemente sano, de unos 27 años, robusto, de músculos marcados, con profesión de albañil, campesino, que està orinando de forma abundante, que ha adelgazado 10 kilos en una semana, que siente una sed agobiante y sequedad en su boca, y sufre de dolor en diversas partes de su cuerpo.

Al hablar conmigo de su enfermedad, pude notar que estaba sufriendo bastante. Sumamente alarmada e incrédula, le dije que asistiera inmediatamente a la clìnica a atenderse, y que al dìa siguiente, cuando estuviera en ayunas, se hiciera un examen de sangre y orina, y que acudiera en ayunas para tal efecto. Entre tanto, le di dosis adecuadas de un suplemento natural hipoglicemiante muy potente compuesto de Wereke y Calea ternifolia que aquí en Nayarit llaman “hierba del perro.”

Para mi desconsuelo, a los dos días siguientes acude a mi consultorio, me informa que no asistiò al mèdico para ser tratado de emergencia, pero traìa en sus manos los papeles con los resultados del laboratorio, y en el examen de glucosa la aparece un horrendo nivel de azúcar de 380 en la sangre, y 1000 en la orina (tomar en cuenta que antes del examen ya había ingerido elevadas dosis de hipoglicemiante, durante la tarde y la noche). Le diseñè una dieta cetogénica, recomendándole que la siguiera tal como era, sin añadir nada diferente. Además le receté dosis adecuadas de extractos de Momordica charantia y le pedí acudir lo màs pronto posible a su doctor familiar, y lo cité para la semana siguiente.

En la siguiente cita, se le veìa mucho mejor, su azúcar había bajado a 140. ¡Todavìa estaba demasiado elevada! Le le preguntè si había acudido al doctor y cuáles medicamentos le había recetado, pero me informó que por causas de su trabajo no había podido asistir a ningún doctor. Yo estaba desolada y preocupada, pues este joven es un hombre honesto y trabajador y responsable padre de familia, con unos hermosos hijos pequeños, una persona muy amable, de muy pocas palabras. Le telefoneé a una amiga médico para que lo recibiera inmediatamente.

El tenía puesta toda su confianza en mí y sabìa que me preocuparìa tanto de su salud que al final se pondría bien! Le hice prometerme que acudirìa con una doctora amiga mía, para que evaluara su estado de salud. No estaba segura que complirìa su promesa pero confiaba en su fabuloso físico para superar tan espantosa enfermedad.

Le volvì a recetar dosis menores y alternadas de Momordica charantia, Betula alba e Ibervillea Sonorae, para ayudarle a bajar sus niveles de glucosa en la sangre y mejorar la sensibilidad de sus células a la insulina, junto con una dieta adecuada por supuesto.

En la tercera cita, se le veìa tan bien que nadie pudo haber adivinado que estuvo a punto de sufrir un coma diabètico. Sonreìa confiado en que ya estaba curado, pero le expliquè que la diabetes tipo 2 lleva unos meses en desaparecer, a medida que la resistencia insulìnica decrecía, junto con los niveles elevados de Hemoglobina glicosilada.

Le pedí continuar con su trabajo y comer solamente frijoles, huevos, leche, frutas con moderación, legumbres y tortillas de maíz con moderación, abundantes verduras, sal marina, cero azúcar (alimentos accesibles en la pequeña localidad donde vivía).  Le dije: “eres muy joven, musculoso, fuerte, haces ejercicio, deberías ser capaz de revertir esa diabetes.”

Su dieta consistía mayormente en harinas blancas, jugos de frutas, refrescos, aguas dulces de todo tipo, pastelillos, galletas, postres, ayunos prolongados que le dejaban hambriento y agotado debido a su trabajo, lo cual terminó dañando gravemente su cuerpo, y con una diabetes que amenaza mortalmente su futura salud y bienestar.

Muchas personas se alimentan de igual forma, y muchas son diabéticas sin saberlo, pues la diabetes puede tardar años en ser detectada, pero ponga atención, si usted está subiendo mucho de peso aún comiendo poco, entonces es prediabético: y si además se siente fatigado y hambriento siempre aún después de comer, y si tiene apetito de comer panes alimentos dulces y harinosos, cargados de carbohidratos tales como jugos, refrescos, y todo tipo de cosas hechas con harinas y azùcares refinados, tome acción inmediatamente y cambie su dieta y su forma de vivir la vida.

Eli Curiel

Herbalista, nutricionista, escritora e historiadora.